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"La comunión de corazón y espíritu hizo posible el desafío propuesto"
Por
Colegio Champagnat .
Publicado:
20 Mayo 2010
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El domingo recién pasado concluimos en la comuna de Peralillo la tarea a la cual les habíamos invitado a participar. Finalmente, la construcción de 13 mediaguas, repartir más de 150 canastas familiares e innumerable cantidad de ropa de abrigo.
Esto nos permitió trabajar unidos en pos de un sólo objetivo, regalar a 13 familias, ancianos y niños, un lugar en donde se podrán cobijar en estos meses de frío y lluvia. Los relatos sobre la experiencia pueden ser variados e innumerables, los testimonios de vida y fe enriquecen a quienes los comparten y escuchan, pero por sobre todo, lo más importante, es resaltar la actitud generosa y de absoluta disponibilidad de nuestros alumnos, vuestros hijos.

Como Colegio, nos sentimos profundamente orgullosos de todos aquellos jóvenes que participaron de la actividad señalada, su entusiasmo, su generosidad y compromiso con la tarea, nos permitió a cada uno de nosotros maravillarnos de ellos y, nos reafirman una vez más, que la educación que ellos han recibido desde el hogar y el colegio es profundamente evangélica. Deseo darle las gracias a cada uno de ustedes en particular y, a cada uno de los cursos de los cuales forman parte, por acompañarnos muy de cerca en esta tarea. Gracias por los aportes económicos, por los alimentos no perecibles, por los materiales de construcción, por cada una de las oraciones y plegarias ofrecidas y, por cierto, por lo más importante que nos regalaron: el creer que es posible vivir el evangelio, allí en donde se encuentra nuestro hermano crucificado por el dolor y la desesperanza. Me gustaría agradecer por intermedio de este mensaje, a todos aquellos apoderados, profesores, administrativos, auxiliares y exalumnos que colaboraron en terreno con el objetivo señalado, ellos, en conjunto con el apoyo de 19 alumnos y un profesor del colegio marista Diego Echeverría de Quillota, hicieron que la tarea cumpliera con los fines propuestos y se asegurase que lo que entregábamos permitía su habitabilidad, más allá de lo precario del espacio físico. Gracias a todos, indistintamente del aporte hecho. La comunión de corazón y espíritu hizo posible el desafío propuesto. Hoy más que nunca estamos ciertos que los maristas no pueden ser indiferentes ante el dolor y sufrimiento del prójimo.

Fraternalmente

Claudio Castillo F
Rector

         

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